En el Día de las personas cooperantes, demandamos el fortalecimiento de una política pública crucial en un momento en el que la pandemia, el cambio climático y los conflictos han empeorado las condiciones de vida de millones de personas que ya sufrían situaciones extremas
En el año en el que el sistema de cooperación vive su reforma y a las puertas de los presupuestos generales para 2022, es urgente salir de vagón de cola de la cooperación en Europa. El Gobierno debe garantizar el camino hacia el 0,5% para final de legislatura y demostrar, de este modo, que sus compromisos se cumplen #EsHoradeCooperar
Recorremos tres países de la mano de personas cooperantes que trabajan con la sociedad civil y las poblaciones más vulnerables. Su trabajo fortalece los sistemas públicos, contribuye a la garantía de los derechos humanos, la igualdad de género y la protección del planeta
El 8 de septiembre se celebra en España el Día del Cooperante, conmemoración de carácter anual desde que, en 2006, se estableciera esta fecha por Real Decreto coincidiendo con el sexto aniversario de la firma de la Declaración del Milenio de Naciones Unidas el año 2000.
En el Real Decreto 519/2006, de 28 de abril, por el que se establece el Estatuto de los Cooperantes se les define como “aquellas personas físicas que participen en la ejecución, sobre el terreno, de un determinado instrumento de cooperación internacional para el desarrollo o de ayuda” y que tienen “una relación jurídica con una entidad promotora de la cooperación para el desarrollo o la acción humanitaria, en los términos que se señalan en el artículo 3 de este real decreto.
Según datos del último informe de la Coordinadora estatal de ONGD, 734 personas españolas trabajan como cooperantes en 114 países. Por comunidades autónomas, el colectivo más numeroso corresponde a la Comunidad de Madrid (19% del total), seguido por Castilla y León (14%), Cataluña (13%) y Andalucía (11%).
Las consecuencias de la pandemia, el cambio climático y los conflictos bélicos están causando graves daños en la vida de millones de personas. Países que ya enfrentaban graves problemas económicos, medioambientales, sanitarios o educativos están viendo empeorar sus entornos. Es especialmente preocupante la situación de las mujeres; los feminicidios, las violencias de género y la restricción de sus derechos se están aumentando en todo el mundo.
También preocupa la situación de defensores y defensoras de derechos humanos y de los territorios; según datos de Front Line Defenders, el año pasado 331 persona fueron asesinada en todo el mundo. 82 millones de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares huyendo del conflictos y miseria, una cifra que, tras la llegada de los Talibanes a Kabul, crecerá notablemente. La pandemia y las restricciones de movilidad han sido aprovechadas en muchos casos para limitar el derecho de movilización y la libertad de expresión. En este contexto, la cooperación es una política fundamental para apoyar a la sociedad civil, promover la garantía de los derechos humanos y sostener condiciones básicas de vida.
En 2021, desde Coodecyl tenemos un especial recuerdo para dos cooperantes españolas: Primero para María Hernández, cooperante de Médicos sin Fronteras -con raíces en Sanchotello (Salamanca)- que fue asesinada a finales de junio en la región etíope de Tigray; segundo para Juana Ruiz, coordinadora de proyectos internaciones de la ONG Comités de Trabajo para la Salud, afincada en Palestina desde 1985 y detenida a principios de abril por el gobierno israelí acusada de pertenencia a una organización ilegal.
Visitamos Honduras, Congo y Mali, de la mano de tres cooperantes, para analizar la situación que se vive en estos países y mostrar el trabajo que se realiza desde la cooperación.