La cooperación sirve para mucho
La cooperación mejora cada día la vida de muchas personas con rostro y nombre porque contribuye a la educación, la salud… y, sobre todo, a que puedan conocer y defender sus derechos. Hasta los años 80, España también salió adelante gracias a la ayuda externa, y seguimos beneficiándonos de ella, con los fondos europeos que financian autopistas, aeropuertos, la agricultura. Sabemos que, aunque por sí sola no puede acabar con la pobreza global, la cooperación tiene un impacto positivo.
La cooperación es algo más que la ayuda de emergencia
Por medio de la cooperación internacional contribuimos a que las personas que viven en países empobrecidos puedan defenderse de sistemas económicos injustos. Apoyamos a las comunidades en la defensa pacífica de sus derechos, en el desarrollo de capacidades para la participación, en la provisión de mejores servicios públicos son el agua y el saneamiento, la educación y la sanidad de calidad. La cooperación es algo más que «tapar agujeros»: es inversión en resultados a largo plazo.
La cooperación está controlada
La mayor parte de las ONGD que se dedican a la cooperación internacional se someten a auditorías independientes y controles exhaustivos por parte de las Administraciones Públicas para que el dinero esté bien empleado. Si quieres colaborar con una ONGD, comprueba siempre que esté reconocida oficialmente y cuente con esos controles.
Hay recursos suficientes para toda la humanidad
Después de décadas de reducción de la pobreza en todo el mundo, en los últimos años aumenta el número de personas que carece de los recursos esenciales para vivir con dignidad. Crece la desigualdad, el hambre, la explotación, los conflictos… situaciones que conocimos en nuestro país no hace tanto tiempo, y que hoy tienen que soportar miles de millones de personas en todo el mundo.
Sabemos que la humanidad tiene capacidad suficiente para que todas las personas puedan vivir sin pobreza. Sólo hace falta la voluntad política y el compromiso real para llevarlo a cabo. Desde la cooperación internacional intentamos sensibilizar a la ciudadanía de que es posible y se puede cambiar las cosas, y trabajamos para convencer a nuestros representantes políticos de que lo hagan.
Cooperar tiene que ver también con lo que hacemos «en casa»
¿Dónde empieza y termina nuestra “casa” en un mundo global? Compramos ropa barata que se producen en otros países en condiciones de miseria, consumimos sin tener en cuenta el impacto ambiental en todo el planeta, vendemos armas que alimentan conflictos en los países empobrecido. Nuestro consumo y nuestro modo de vida es interdependiente y tenemos la responsabilidad -y el poder- de cambiar para reducir el impacto humano y ambiental de nuestra forma de vida. Porque todo está conectado.
La cooperación es colaboración
La cooperación entre pueblos es un viaje de ida y vuelta, con aprendizajes mutuos en ámbitos como la gestión de aguas, recursos naturales, agricultura, uso de la energía… Además, la desigualdad es un problema mundial: la pobreza en el Sur afecta en el Norte de muchas maneras. Por eso “invertimos” en construir derechos y oportunidades. Todos y todas contribuimos así al bienestar común.